Sorry for my weakness [Priv. Aeneas]

Miér 05 Jul 2023, 12:31

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amMuchas cosas habían sucedido en la vida de la mestiza desde su llegada a Chaldea, e irónicamente, no resultaba ser tanto tiempo como se pudiese imaginar. Había crecido en el ámbito de ser un máster: conociendo a otros, relacionándose con servants, dando apoyo a compañeros más experimentados... Por supuesto, también se desenvolvía bien en su lugar de trabajo (la enfermería). Y en un anochecer como cualquier otro, cuando terminaba su cena y se disponía a descansar en la comodidad de su habitación, un repentino dolor se apoderó de su mano derecha. No fue nada excesivo ni tan grave como para preocuparse, mas al fijarse con detenimiento para examinar la extremidad, se percató de esas marcas rojas que adornaban su piel.

Los sellos de comando, aquellos que la organización podía otorgar de manera artificial, aparecieron naturalmente en ella tras varias aventuras vividas. ¿Significaba eso que, al final, ser apta para máster era una realidad y no solo algo que habían dicho en su primera revisión médica?

Aquella noche apenas concibió el sueño. Estaba ansiosa y entusiasmada; al mismo tiempo se sentía nerviosa y preocupada. A la mañana siguiente, tras un rápido desayuno de café con pan tostado, corrió a la sala de invocaciones FATE para hablar con los trabajadores allí presentes. —Es genial que hayan aparecido —dijo uno de los científicos—. ¿Qué te parece si aprovechamos la oportunidad para invocar a tu servant? —propuso. Los ojos de Ailana brillaron con un deje de ilusión, asintiendo al momento y posicionándose junto al círculo de invocación.

Conocía el proceso de oídas: escogerían al servant que mayor compatibilidad tuviese con ella para aumentar las probabilidades de éxito en las batallas venideras. Con ello, el círculo comenzó a brillar con una luminosa intensidad que de a poco fue en aumento. Tenía entendido que existían salas de contención en caso de que el héroe invocado resultase ser más problemático de lo esperado, pero si realmente se basaban en la personalidad, quería creer que sería alguien de buen corazón.

Y ahí, tras una cortina de humo que apareció una vez la luz se hubo extinguido, pudo alcanzar a ver una larga melena roja en primer lugar. Cuando se fue por completo esa neblina fue capaz de contemplar en su máximo esplendor a la mujer que estaba allí parada. ¿Decir algo? Debería, ¿pero el qué? Se había quedado bloqueada observando los ropajes que vestía. Un buen máster conocería la identidad de su servant con solo un vistazo, o eso había escuchado, ¿ella? Todo lo que hizo fue ladear su rostro, confusa. No tenía ni la menor idea de quién había respondido a su llamada.

Jue 06 Jul 2023, 17:40

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AMTranquilidad, paz. Sería solo un espejismo, pero así era como debía ser. O, quizás, como siempre debió haber sido. Nunca hubiera alcanzado al Trono de los Héroes de ser así, ni su propia figura ni otras tantas, no obstante, tampoco se hubieran perdido tantísimas vidas y la destrucción que recordaba no hubiera sido tal. De todos modos, no es como si nada de lo sucedido importase ahora. La sencillez del inicio, la crueldad de la guerra, la gloria del final... El destino así había querido cada una de esas cosas y ella había cumplido con su parte. Si no se la requería para nada más, aquel no era salvo el fin de su historia.

Pero, ¿y si sí se la necesitaba? Por un mísero instante, su paz se vio interrumpida. ¿Qué había sido eso? ¿Algo? ¿Alguien? Voces, susurros... Por difícil que fuera describirlo, supo al momento lo que debía hacer: seguirlo, lo que quiera que fuera aquello, a donde quiera que fuera a llevarla. Después de todo, si alguien llamaba no podía no responder.

Y de esta manera llegó a Chaldea.

Sin molestarse en mirar alrededor, automáticamente fijó la vista al frente. Regia y sin mediar palabra, pese a la neblina levantada por la invocación sus ojos se clavaron firmes en quien, daba por hecho, la había llevado hasta allí. Dándose unos segundos en lo que el humo terminaba de disiparse, aprovechó para contemplar a la muchacha que también la observaba sin decir nada. Se veía joven; tal vez algo confusa. ¿Acaso no la reconocía? Lejos de ofenderse, no lo descartaba. Es decir, lo lógico para cualquier conocedor de sus mitos hubiera sido esperar a un hombre, y, sin embargo, quien ahí se encontraba era ella.

– Servant, Lancer. – rompió abruptamente con el silencio, presentándose seria aunque no por ello fría. – Jupiter Indiges, Aeneas. Es un placer. – continuó con la misma calma y, sobre todo, la misma rectitud que la mostrada hasta ahora. Primero el título y luego el nombre. Por su parte las formalidades no quedaron ahí y también inclinó la cabeza muy ligeramente, como en una pequeña reverencia con la que saludar a la contraria. – Si el destino me reclama nuevamente, máster, me gustaría saber cuáles son mis deberes. – Directa y sin andarse con rodeos, sonando más bien suave y no necesariamente autoritaria, su petición no pudo ser más clara. No necesitaba una tarea específica e inmediata, pero entendía que debía haber algún tipo de meta de aquello. Con eso sería suficiente. Solo entonces echó un rápido vistazo alrededor. Curioso. Muy curioso.

Dom 09 Jul 2023, 09:28

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amTras ese momento de incertidumbre y posiblemente de asfixiante silencio, aún cuando solo se trató de un minuto o dos con algo de suerte, volvió a sus sentidos con un pequeño meneo de cabeza cual animalillo que se sacudía. Se había mostrado confusa por unos momentos: sorprendida quizá fuese la palabra acertada. ¿Por qué, en primer lugar? Los espíritus heroicos nunca dejarían de sorprenderla con sus peculiaridades, en este caso, el cambio de género. ¿Sería que toda la vida estuvo equivocada y realmente la historia fue de una legendaria mujer pero se transcribió como si de un hombre se tratase porque estaba mejor vista la figura de héroe en lugar de heroína?

—Jupiter... —masculló con un murmuro. ¿Eso era griego? ¿Latín? No lo dominaba, eso estaba claro—. Aeneas —concluyó, quedándose con lo que sí había entendido a la perfección—. El placer es mío: gracias por haber respondido al llamado de alguien como yo —alguien que estaba lejos de ser una máster competente o con verdaderas experiencias en combate. Eso, por el momento, era como un misterio para ella—. Mi nombre es Ailana Niemi: solo Ailana está bien —agregó eso último con una sonrisa—. De hecho... Estoy bien si me llamas por mi nombre —en lugar de máster. Sonaba demasiado irreal todavía—. Si no es molestia, y mientras estemos solas, te llamaré Aeneas —cosa que no haría frente a potenciales enemigos: nunca se debía revelar la identidad de un servant, pues el anonimato, suponía una ventaja. Eso sí lo sabía.

—Ah... Verás... Realmente me siento muy agradecida de que estés aquí pero... Pero no puedo evitar lamentar que alguien tan grande haya terminado con alguien tan pequeña —y no por estatura precisamente, sino por el peso de sus propias historias—. No poseo grandes dotes como máster ni como hechicera en realidad —admitió sin rodeos ni tapujos—. Quizá quieras crear el contrato con alguien más capacitado. Por tu bien —alguien que pudiese explotar al máximo sus fortalezas y habilidades. Ailana, a su pesar, como mucho era un soporte capaz de curar y poco más. Por eso, aprovechando que el contrato no se formalizaría hasta que ambas se aceptasen como máster y servant, le dejó esa puerta abierta como una opción a elegir.

Lun 10 Jul 2023, 08:30

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AMPresentaciones hechas y por su reacción, supuso que ya la había reconocido. Su nombre podría, quizás, no ser el primero que a uno se le pasase por la cabeza si pensaba en los héroes de la antigüedad; eso, no obstante, no la convertía en una cualquiera. Identificarla, por tanto, debería ser relativamente fácil.

– No podía no hacerlo. – respondió con su característica sencillez. Si alguien llamaba, ella contestaría; así de simple. No estaba en su naturaleza ignorar a quien pudiera necesitarla. Con todo, no fue eso lo que más llamó su atención. "Alguien como yo". ¿A qué se refería exactamente? Lo hubiera preguntado pero decidió que sería mejor dejarla hablar y que se explicase por sí misma. – Ailana. – repitió. – Está bien. Si es lo que prefieres trataré de cumplir con ello. Aun así, me disculpo por adelantado si es que en algún momento llego a pasarlo por alto. – Y en vez de llamarla por su nombre, acababa refiriéndose a ella como máster. Correcta y formal como era, su primer impulso siempre sería remitirse a la otra de la manera que considerase más adecuada. Intentaría cambiarlo.

– Aprecio el reconocimiento. Por favor, siéntete libre de usar mi nombre. – A solas o frente a aliados, lógicamente. Aunque si sonó como si le estuviera dando permiso o algo así... Sí, fue tal cual lo que hizo. Aeneas era muchas cosas, positivas en su mayoría; ese resquicio de orgullo, sin embargo, seguía estando ahí.

Y entonces sí, llegó la respuesta que estaba buscando. Curiosa, arqueó una de sus cejas. Ahora bien, no por ello dijo nada. Escuchando en silencio lo que tuviera que decir, se limitó a poco más que tomar nota mental de todo. Solo cuando la contraria terminó con su discurso sonrió complacida. – Admiro tu modestia, pero mantén la cabeza alta. – Se acercó a ella con paso firme. – Ni Troya cayó en un día, ni Roma se alzó en otro. Date tiempo. Eres joven todavía; puedes crecer más de lo que imaginas. – Así, levantó una de sus manos y la posó sobre la cabellera ajena, dándole un par de suaves palmaditas. Que no se diera por vencida y que siguiera adelante, ese era el mensaje. – No me gusta la posición de subordinado pero reconozco tu humildad. – concluyó. Como prueba de su agrado, la sonrisa en sus labios se mantuvo intacta. – Mi lealtad es tuya. – Estaba decidido.

Miér 19 Jul 2023, 14:35

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amYa estaban todas las cartas sobre la mesa: ella misma como máster, la contraria como servant y la interrogativa sobre el contrato. Las reglas también fueron mencionadas: el desconocimiento de Ailana en muchos aspectos y la posibilidad de elegir a un candidato mejor. Siendo sinceras ella era muy consciente del gran progreso que había logrado desde su llegada hasta ese momento que ahora estaba viviendo, aún así, apostaba lo que fuese a que eso no significaba ni la mitad del largo camino que debía recorrer. ¿Para ser la mejor? Una aspiración muy ambiciosa: con ser un máster promedio, confiable, de fiar y capaz de cumplir cualquier tarea que le fuese encomendado le servía por lo pronto.

¿Qué obtuvo? Para su sorpresa no fue una negativa o un rechazo directo una vez que hubo informado de la realidad que envolvería a ambas mujeres en el futuro. —No es modestia, solo una realidad —quiso aclarar. No se las daría de veterana o experta cuando estaba claro que ni de hechicería sabía (solo lo básico)—. Aunque admito algo —retomó la palabra de inmediato queriendo hacerse escuchar bien—: me esfuerzo a diario por mejorar. Por largo que sea el viaje o por muchos problemas que se interpongan en el mismo, me fijé el objetivo de ser una máster competente y no voy a detenerme hasta conseguirlo —mostró una sonrisa llena de seguridad.

No había seguro alguno sobre su destino: si obtendría o no ese objetivo que andaba persiguiendo. Lo que sí tenía muy en claro era que nada la detendría, porque cuando se proponía algo, se esforzaba hasta la saciedad para conseguirlo. Fue entonces cuando ese afable gesto llegó a ella. Uno que, sobra decir, nunca hubiese esperado. Las repentinas confianzas de la pelirroja no solo de acortar distancias, sino también de acariciar su cabeza como si de una hermana mayor reconfortando a la pequeña se tratase, estaban muy lejos de cualquier escenario que hubiera imaginado.

Por supuesto que no lo rechazó de ningún modo. Lo aceptó con gusto, si acaso, ampliando ese brillante semblante que adornaba sus labios. —Subordinado... —miró el dorso de su mano—. No me veo capaz de utilizar esto para obligar a otro a hacer algo que no quisiera —reconoció un tanto pensativa—. Sé que ahora mi camino no va a ser de aromáticas flores: ya me crucé con alguien que se encargó de recordarme que no todo el mundo es amable —esas palabras escaparon de ella con una lejana necesidad de liberarse del peso que suponía guardarlas—. Sé que voy a experimentar batallas, y que en las luchas, existen heridos e incluso muertos. Sé que deberé tomar decisiones y que quizá no sean las correctas. Sé que tendré que cargar con mucha responsabilidad y que, una mala palabra por mi parte, podrá ponerte en peligro —observó a la contraria con una chispa en sus ojos: una que iba avivándose con el pasar de los segundos—. Si aún así estás dispuesta a correr el riesgo —extendió la diestra en su dirección— me esforzaré para que jamás te arrepientas de haber sido invocada.

Dom 23 Jul 2023, 19:35

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AMRealidad o no, discrepaba. La contraria perfectamente podría haber omitido o maquillado sus circunstancias para no dejarle más opción y que simplemente la aceptase como máster. Sobra decir, ese no fue el caso. A los ojos de Aeneas la ajena había sido una presentación sencilla y modesta, sincera. Llamarlo de esta u otra forma no importaba; su opinión no cambiaría. Detalles insignificantes a un lado, porque no lo consideraba otra cosa, mantuvo la boca cerrada y siguió escuchando. – Tu determinación también es admirable. – Sonrió. Y si bien la suya no fue la más amplia ni la más radiante, la honestidad en su gesto no podía ponerse en duda. – No la olvides. – añadió como una petición más personal. Un viaje largo, incontables problemas interponiéndose uno tras otro en su camino hasta alcanzar su destino final... Decir que se le antojaba familiar sería quedarse corto.

No queriendo mostrarse irrespetuosa con quien iba a ser su máster, las caricias que le dedicó no se alargaron demasiado. Sus intenciones eran buenas, no obstante y pese a entender que habían sido bien recibidas, lo último que pretendía era abusar de una confianza que aún debían construir.

– No creo que sea necesario. No conmigo. Si hay algo que deba hacer, simplemente cumpliré con mi cometido. – Rodó sus ojos a los sellos de comando. No era una servant rebelde; todo lo contrario. Siempre leal a la autoridad de los dioses y las consignas del destino, a falta de divinidades y profecías que la guiasen, todo ello recaía ahora sobre la muchacha que la había invocado. En otras palabras, desobedecerla supondría traicionarla. Por supuesto, sin un muy buen motivo aquella no era ni la más remota de las opciones. – Sin embargo, – advirtió con seriedad, considerándolo importante. – no haré nada que no sea correcto. Justicia, moral, honor. Son los valores que me rigen y que espero que compartas. Más allá de eso, no tengo objeciones. – Así como no le temblaría el pulso a la hora de enfrentarse a nadie, tampoco estaba dispuesta a, por ejemplo, atacar inocentes sin sentido ni razón. Nunca había sido esa clase de persona. – Confío en la nobleza de tu corazón, más... No, Ailana. – Recuperando la sonrisa, negó con la cabeza y se corrigió al instante. Cierto, quería que la llamase por su nombre.

Aclarado ese punto no volvió a interrumpirla y se limitó a poco más que escuchar con atención. Una suave risa escapó entonces de entre sus labios. Lejos de parecer ninguna burla, su sonido resultó de lo más agradable. – Me gusta cómo hablas. – reconoció contagiándose de esa chispa en la mirada ajena. – La profecía no se encuentra entre mis dones, pero estoy segura de que harás un buen trabajo. – Sonriente, aceptó su mano sin pensárselo dos veces. – Será un honor caminar a tu lado. – agregó. Ambas habían decidido y, con ello, el contrato quedaba formalizado. – ¿Y bien? ¿Cuál es nuestro primer paso? – preguntó directa una vez que ya la hubo soltado.

Lun 24 Jul 2023, 12:11

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amUn pequeño suspiro escapó de entre sus labios, internamente feliz al saber que contaría con la cooperación ajena sin la necesidad de hacer uso de los sellos de comando. En otras circunstancias, como en una Guerra del Grial normal, eran un bien muy preciado que debían utilizarse con precaución: en Chaldea sería capaz de recuperarlos si por el motivo que fuese los perdiese. Aún con eso a su favor, seguía creyendo que doblegar a otros en contra de su voluntad no era un buen modo de crear una estrecha relación de confianza. Quería visualizarse en un futuro confiando su propia vida en las manos ajenas de ser necesario: creer que no se traicionarían y avanzarían juntas.

Lo que la devolvió de nuevo al presente fueron esas siguientes palabras que no vio venir: esa advertencia a la que prestó tanta atención. —No puedo asegurar que en momentos de presión sepa discernir entre lo correcto y lo incorrecto, aunque si te sirve de consuelo, mi cometido es curar a la gente —comentó con lejana gracia aún con la sinceridad que mencionó—. Soy enfermera también —reveló su otra función dentro de aquel observatorio de la Antártida—. No nos dedicaremos a patear gatitos —agregó en un intento de broma para suavizar el ambiente, aunque no estuviese tenso propiamente dicho.

A pesar de ello, como enfermera y como máster, también sabía que quizá debiese arrebatar vidas aún siendo lo opuesto a lo que se dedicaba; si en plena misión una facción enemiga atacaba comprendía que no siempre lograría solucionarlo todo con un par de frases bonitas. Era una pequeña encrucijada a la que tarde o temprano se enfrentaría, por lo pronto, ya se encargaría la Ailana del futuro.

El contrato se cerró. Ambas se convirtieron oficialmente en máster y servant en el instante que ese apretón de manos tuvo lugar. ¿Y qué hizo entonces? Suspirar dejando escapar una risa nerviosa. Sin terminar de creerse la situación, rodó por un segundo su azulada mirada a los trabajadores que le daban el visto bueno. —No van a lanzarnos a una misión tan apresuradamente —aseguró, centrándose de nuevo en ella—. ¿Qué tal si te enseño esto? Hay mucha gente de lo más variopinta por aquí: humanos, magos y servants. Conviven en armonía para poner un poco de orden al mundo y, en fin, el lugar es más grande de lo que pueda aparentar —aseguró, habiéndolo vivido en sus propias carnes y no siendo una sola vez la que terminó perdida por los pasillos.

—Ya que estamos... —extendió los brazos y dio un giro sobre sí misma para abarcar toda la sala—. Esta es la sala de invocaciones: FATE. En la base de datos se registran los Saint Graph de los espíritus heroicos para su futura invocación. Hay varias formas, aunque para asegurar el éxito en las misiones, se suele seleccionar al servant que mejor encaje en cuanto a personalidad con su máster. También están los que invocan por sus habilidades y dejan por aquí sin un máster predefinido —explicó, dando a entender que eran múltiples las opciones por las que se invocaban a estos sirvientes y modos variopintos de crear contratos.

—Si tienes alguna duda puedes preguntar, pero no prometo saber la respuesta —advirtió con una traviesa sonrisa llena de sinceridad—. Vamos —hizo un gesto con la mano para que la siguiese al exterior, hasta ese largo pasillo que decidió recorrer sin detenerse—. Lo más importante, ¡los comedoras! —uno de los tantos que había por supuesto—. No se puede trabajar con el estómago vacío. Sé que no es algo que necesitéis, aún así, también es un buen lugar para interactuar con otros —puntualizó, siendo de ese modo que había tenido oportunidad de conocer a más gente y no solo encerrada en la enfermería.

Jue 27 Jul 2023, 19:43

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AM¿Qué es correcto y qué no lo es? Una pregunta simple y, sin embargo, con multitud de posibles respuestas. Pese a sus palabras confiaba en que la contraria obraría de acuerdo a aquel principio; aun así... – Incorrecto sería acabar con vidas inocentes, – Por ejemplo. – y correcto perdonar la del oponente si se arrepiente y ruega con sinceridad. – Su epíteto más reconocido no era "el piadoso" por nada. Por supuesto, a falta de honestidad o si sospechaba que no se trataba salvo de un truco, ahí su perdón no aplicaba. Compasiva sí pero estúpida no. – Dedicándote a sanar entiendo que no es tu prioridad herir, así que está bien. Creo en ti. – concluyó. – No obstante, supongo que serás consciente de que en el pasado mis heridas han sido curadas por los mismos dioses. Mis estándares, por tanto, son altos. ¿Crees que podrás cumplir con ellos cuando sea necesario? – Orgullosa, que no soberbia, ladeó la sonrisa cual infante travieso. Solo era su forma de devolverle la broma.

Ante la nerviosa risa ajena se limitó a poco más que mantener su apacible semblante. Si era producto de la inexperiencia, la solución, si bien no inmediata, sí que era sencilla. Nada de lo que preocuparse, en resumidas cuentas. Consideraba más importante saber con qué clase de persona estaba lidiando y, bueno, visto lo visto, eso tampoco sería un problema.

– Tiene sentido. – murmuró pensativa. Acababa de llegar, como quien dice. Dejar que se ubicase era más razonable que lanzarla inmediatamente a la batalla. – Está bien. Deberé conocer el lugar. – Asintió aceptando su propuesta. Prometía memorizar cada pasillo y cada estancia lo antes posible. Lo último que deseba era molestar a nadie o interrumpir sus tareas pidiendo indicaciones para ir de un lado a otro. Del mismo modo, tampoco pudo evitar preguntarse si es que acaso vería alguna cara conocida entre aquellas paredes. Sea como fuere, solo negó para sí misma y se centró en lo que debía. Así, rodó los ojos por la sala cuando la otra la señaló. Curioso, muy curioso. – Así que se basan en la personalidad. – dedujo el que había sido su caso. Sin añadir nada más, una discreta sonrisa se dibujó en sus labios. No es como si le hiciera falta, pero ahí tenía otro motivo para no desconfiar. Su máster no podía ser mala persona.

– Gracias. Y lo mismo digo. – Retomando sus títulos, "consejero de los troyanos" solo era uno de tantos. No sería una erudita ni un oráculo, sin embargo, sí sabía un par de cosas sobre esto y aquello y experiencia no le faltaba pese a su aparente juventud. – No es una duda en realidad, pero me gustaría que me hablaras sobre ti. Si no es indiscreto por mi parte. – pidió siguiéndola de cerca allá donde fuera. – Muchas son las historias que se me atribuyen y acceder a ellas es sencillo. Solo quiero conocer las tuyas para estar en igualdad de condiciones. – ¿No lo había dicho ya? Aun si había aceptado servirla, la posición de subordinado no era de su agrado. Con todo, si se negaba tampoco haría nada y mucho menos se lo tendría en cuenta. Apenas se conocían; era normal. – Oh. – Sin llegar a entrar se detuvo a echar un vistazo. – No diré que no a un buen plato y una buena charla. – admitió ya imaginándose allí probando lo que quiera que ofreciesen.

Sáb 29 Jul 2023, 07:25

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amNo. La respuesta más sencilla a la pregunta que le fue lanzada tras la explicación sobre lo correcto y lo incorrecto, era tan simple como un rotundo no. ¿Cómo decir lo contrario cuando, pese a tener magia corriendo por sus venas, ni siquiera había tenido una educación adecuada para desarrollar sus verdaderas habilidad? Lo que conocía fue todo por esfuerzo propio; compararse a los dioses sería absurdo. Ni siquiera se lo había planteado alguna vez. —Mentiría si dijese que mis tratamientos son similares a los de un dios —admitió encogiendo un poco sus hombros—, pese a ello, si bien pueden pisarme en otros terrenos, en este me siento muy confiada. Cumpla o no con tus estándares estoy segura de que podré sanar cualquier mal —por algo fue su objeto de estudio durante toda la vida. Había perfeccionado su magia curativa hasta la saciedad.

Como fuese, dando por iniciado el tour, lo primero fue la propia sala en la que se encontraban y que había presenciado aquella invocación. —Eso me dijeron. Pueden ser invocaciones más... Aleatorias, digamos —sin basarse en similitudes de ningún tipo—, aunque eso podría ser contraproducente: imagina que se invoca un berserker con la locura a alto nivel o un caster que no quiere cooperar por sentirse superior al máster —unos rápidos ejemplos que pasaron por su mente—. En mi caso está claro que no hubiese podido controlar al berserker —admitiría sin pena alguna. Carecía de la experiencia suficiente, y aunque había algunos espíritus de dicha clase con los que la comunicación era posible, otros eran poco más que la rabia tomando forma.

Con eso dicho, el momento de proseguir llegó y con ello salieron de la sala para recorrer los largos pasillos: algunos antojándose casi infinitos hasta dar con una puerta. —¿Que te hable de mí? —eso le sorprendió un poco; rápido comprendió que, en efecto, ella conocía alguna historia sobre Aeneas pero la pelirroja no tenía ni la menor idea sobre la mestiza. Era de sentido común el querer conocerse—. Está bien, lo haré mientras seguimos con la visita: a menos que quieras comer algo ahora mismo —de ser el caso harían una parada técnica.

Sin ser ese el caso, y dado a que ella ya había desayunado, prosiguió por el resto de las instalaciones paseando con calma. —Ailana Niemi, veintidós años, graduada en enfermería y novata en el sector; máster primeriza —soltó esos datos tan básicos antes de entrar en más detalles—. Mi padre es finlandés y se especializa en la magia curativa. Mi madre es coreana, y aunque no destaque en una magia concreta, su linaje siempre ha tenido muy buenos circuitos mágicos. De esa unión nacimos mi hermano mayor y yo; como puedes deducir, al ser la menor y por lo tanto la oveja negra que no heredaría los saberes de la familia, me crié como una humana normal. Luego con los años empecé a investigar por mi cuenta, a juguetear con la magia un poco y decidí que si no podía ser la pieza más importante del tablero, al menos me encargaría de apoyar a mi hermano desde las sombras —explicó con calma y sinceridad, dejando de sentir parte del peso que antes la abrumaba al hablar del tema—. Cuando me gradué de la universidad mi padre me envió aquí y no he vuelto a saber de ellos, pero tengo trabajo y me dijeron que era apta para ser máster así que... Quiero pensar que salí ganando —sonrió con un lejano deje de tristeza aún.

—Y bueno... —señaló la siguiente sala—. Aquí pueden entrenar tanto másters como servants. Intento venir cuando tengo tiempo libre. En ocasiones hay más movimiento; depende las horas o lo ocupados que estén todos —le restó importancia al asunto—. Creo que te gustará —desde la entrada señaló una puerta en el interior de aquella espaciosa habitación—. Tras esa puerta se encuentra una pequeña cabina de realidad virtual. Con un traje especializado puedes luchar con enemigos virtuales y sentir el daño como si fuese real. Es perfecto para los servants: aunque igual no se debe abusar de ataques muy potentes —reí al imaginar lo que sucedería si se usase un noble phantasm y el observatorio entero se viniese abajo.

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AMUna vez más, no quiso interrumpirla y dejó que hablara, limitándose a escuchar. Solo entonces alzó la voz. – Era broma. – aclaró. Lógicamente no esperaba lo mismo de una humana que un dios, por mucha magia que corriese por sus venas. Era absurdo e irrealista. – Aunque me complace tu confianza. – Si tan segura estaba de sus propias habilidades, debía ser por algo. Llegaría el momento de comprobarlo, no lo dudaba; por lo pronto no tenía prisa. – Debo reconocer, sin embargo, que más allá de servirte para tus prácticas cuando inevitablemente resulte herida, – Porque tarde o temprano acabaría pasando. – no seré de mucha ayuda en ese ámbito. Tal vez alguien más versado te hubiera sido más útil. – Unos pocos nombres se le vinieron a la cabeza. Curioso que, teniendo en cuenta el trabajo ajeno, ninguno de ellos hubiera sido invocado en su lugar.

De todos modos, si, como decía, se enfocaban más en la personalidad que en sus funciones, quizás ahí tuviese la respuesta. – Ya veo. – Tenía sentido que lo hicieran de esa forma, visto así. Más aun tras haber escuchado los ejemplos propuestos. – Si sirve de algo, personalmente no creo que aplique para ninguna de esas clases. – Rodó los ojos a otro lado, haciendo memoria. – Tal vez. – No le gustaba admitirlo pero... Para alguien que se vanagloriaba de su rectitud y compasión, digamos que había tenido sus momentos. Con todo, quería pensar que no era suficiente para considerarse como posible berserker. Su orgullo no saldría bien parado.

Como fuese. Negándose a perder el tiempo, sencillamente fue tras su máster. Recorrió los pasillos junto a ella, esforzándose en memorizar cada uno cuanto antes. Y cuando la pregunta contraria llegó, solo asintió. – No, está bien. Considero prioritario ubicar cada estancia. A menos que lo necesites. – añadió lo último centrando su mirada en la ajena. Si no había desayunado no tenía problema en hacer una pequeña parada y seguir con el tour más adelante. No siendo ese el caso, continuaron con la visita.

De nuevo, nada salvo silencio por su parte. Había sido ella quien le había pedido a la otra que hablase de sí misma; qué menos que atenderla. Sus conclusiones al oírla fueron evidentes: poco o nada tenían que ver sus respectivas vidas. Pese a ello y a la calma con la que se expresaba, el descontento creció en su interior. No quería apresurarse y juzgar, no obstante, no podía comprender cómo unos padres abandonarían así a su hija. ¿O no era eso lo que habían hecho? Ascanio, Silvio... ¿Cómo no pensar en ellos? Jamás se le ocurriría hacerles nada parecido. Si acaso, solo desearía haber tenido más tiempo para pasarlo a su lado y verles crecer.

– Lo has hecho. – sentenció. – Tú trabajo aquí es importante y la causa justa. Puedes codearte con todo tipo de héroes y gente igual de noble. – ¿No era eso una victoria en sí misma? Más de uno desearía estar en su posición. – Además, – Hizo cierto énfasis en esa última palabra. – si estoy aquí es por ti. – Suavizó el tono y en sus labios se dibujó una diminuta sonrisa. Era ella quien la había invocado; nadie más. – Recuerda: no solo estoy entre los más valerosos troyanos; Roma empieza conmigo. – Alzó el mentón y frunció el ceño con determinación. Así, la calidez de su semblante rápidamente se transformó en orgullo. – Si ellos no creen en ti, yo lo hago. – la animó. – Siéntete orgullosa, Ailana. No quiero ver tristeza en tu rostro. – No había sido obvia pero se había percatado de ese atisbo de pena.

La siguiente sala fue... Interesante, cuanto menos. Sin llegar a entrar, se asomó para echar un vistazo a su interior. Volvería a ella más pronto que tarde, no le cabía la menor duda. – Entiendo... – Tomó nota mental de la advertencia. – Me contendré en ese caso. – prometió no queriendo causar problemas. – De cualquier manera, creo que deberíamos probar alguna vez. Me gustaría medir nuestra compatibilidad y saber qué puedes hacer. – Giró el rostro para observarla con detenimiento. Mejor comprobarlo en una simulación que en una pelea real.

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 am—Oh... Entiendo... —así que solo era una broma... No pudo salvo reír avergonzada y rascar su mejilla con el índice de la diestra, inclusive, sacando un poco su lengua como una infante a modo de disculpa por habérselo tomado tan literal—. No te preocupes por ello —aseguró—. Tengo muy buenos compañeros. Quizá en el futuro se invoquen algunos espíritus heroicos que sean capaces de trabajar en la enfermería también —lo que supuso que sería algún caster. Algún nombre que otro llegó a su mente al pensar en dicha tarea, y sin embargo, ninguno se había dejado ver por los páramos helados todavía.

Observando a la pelirroja con detenimiento, fue sencillo percatarse de esa forma que tuvo de rodar sus ojos. Si eran dudas u otra clase de sentimiento ya no lo tenía tan claro, mas no le suponían un grave problema el desconocimiento por ahora. —Reconozco que cuando tenga la oportunidad iré a la biblioteca a buscar cualquier información que haya sobre tu leyenda —o historia pasada, como se quisiera llamar. Su vida, en resumen—. Aunque... Bueno... Si quieres hablarme de ello directamente estaré más que dispuesta a escuchar —agregó con una sonrisa en sus labios—. Lamento no saber tanto sobre ti. Leí la Iliada en algún punto pero todo lo que recuerdo es que eres hija de Afrodita y que luchaste junto a los troyanos —admitió con sinceridad. Algo más recordaba, detalles pequeños sobre sus actos; no demasiado.

—Ya desayuné, gracias —diría antes de ponerse en marcha para no preocupar a la contraria. Nerviosa por su invocación sí; inconsciente y descuidada no. Como humana debía alimentarse a menos que desease inconvenientes a futuro. Por ello la visita guiada se fue haciendo bastante rápido. Tras el comedor, la charla que para otros pudo verse como algo pesada, para ella no era salvo la narración de su vida. Sin tanto pesar, sin tantas penas con las que cargar. Unos meses habían sido suficientes para cambiar bastante en su persona y sabía que eso seguiría por el buen camino. Ahora, como máster con un servant, podría realizar misiones sin ser el apoyo, sino como la pieza principal. Una pequeña nueva carga en sus hombros que estaba dispuesta a llevar.

—Hmm... ¿Es así? —inquirió con sorpresa—. Yo creía que Roma fue fundada por Rómulo y Remo... —murmuró como un pensamiento en voz alta escapando de ella. O bueno, al menos uno de los hermanos ya que tenía entendido que el otro pasó a mejor vida por manos de su familiar—. Como sea, agradezco tus palabras —aseguró con un brillante semblante en sus labios. Quedando en la entrada de la sala de entrenamiento, se quedó un poco pensativa por unos segundos. Sí, Aeneas estaba en lo correcto: lo óptimo sería tener alguna sesión antes de lanzarse a por misiones sin saber siquiera de lo que era capaz cada una de ellas.

Asintió con suavidad. —No puedo hacer demasiado, más allá de curar, pero supongo que si he sobrevivido en el mundo exterior hasta ahora será por algo —suerte o su escueto manejo de la magia que no era tan inútil como algunos creían—. ¡Ah, por cierto! —recordó algo, decidiendo seguir con el recorrido—. Mira —señaló una de las grandes ventanas para que observase el exterior—. Seguro que te has percatado mientras recorríamos los pasillos pero estamos en un desierto helado. Chaldea se encuentra en plena Antártida. Técnicamente aquí no hay vida más allá de la que habita en el interior de este observatorio pero nunca se sabe cuándo puede aparecer alguna criatura o algo —comentó encogiendo un poco los hombros—. Qué más podría enseñarte... —se dijo a sí misma.

Volviendo a caminar, entonces, optó por ir a la grandiosa biblioteca. —Siempre que necesites información de cualquier tipo, este es el lugar al que debes acudir —y no era para menos, pues había inmensas estanterías cargadas de libros, más nuevos y más antiguos, más finos y más gruesos; datos recopilados por los trabajadores incluso—. Así que, ya que estamos aquí... ¿Por qué no me ayudas a buscar un libro sobre ti? —propuso. Lo tendría en su cuarto un par de días hasta poder leerlo por completo, si es que lo encontraban en primer lugar, por supuesto.

Sorry for my weaknessCHALDEA, SISTEMA FATE, INVOCACIÓN+TOUR, 8:30 AMUna discreta y suave sonrisa se instaló en sus labios por la mueca ajena. Su confusión, al igual que aquel reciente gesto, se le antojaba tierna de alguna forma. ¿Decir algo? Sin nada relevante que aportar, prefirió no hacerlo. Era bueno saber que el equipo médico era digno de confianza, si bien se le hizo curioso que ningún espíritu heróico experimentado rondase por allí. Quizás en el futuro, quién sabe. No le daría más vueltas a lo que no estaba en sus manos.

Frente a lo que no permaneció callada fue lo siguiente. Qué menos si su propia vida iba a ser el tema de conversación. – No tengo problema en hablar de mi historia. Algunos pasajes son más brillantes que otros; aun así, si hay algo que quieras saber, por favor, no dudes en preguntar. – pidió educada. Con gusto o sin él, dependiendo del relato, respondería cualesquiera que fueran sus inquietudes. – No te culpo. La Ilíada no es mi historia, al fin y al cabo. – Su papel en ella era secundario. Lejos de ningún protagonismo, en la narrativa general de la épica solo había sido un héroe entre otros tantos... Y el único cabo sin atar. Su momento era otro, posterior a la guerra.

¿Por dónde empezar, entonces? – Hay mucho que contar. – admitió pensativa. – No soy troyana de origen, pero supongo que puedes considerarme como tal. Mi ciudad era hermana de Troya y nuestros antepasados comunes. Creúsa, mi primera esposa, fue una de sus princesas; es natural que luchase de su parte. – Sonrió vagamente al recordarla. – Ella es la razón de que sobreviviera, si te soy sincera. Testaruda de mí, a punto estuve de abandonarlo todo y entregarme a una batalla perdida. En su lugar salvé a cuantos me fue posible, aunque ojalá hubiera podido hacer más. – Su mujer, su familia, alguno de sus compañeros, civiles inocentes que nada tenían que ver con el conflicto...

Sin detenerse a lamentar nada pues el pasado, pasado estaba, continuó con sus hazañas: – Fui segunda solo detrás de Héctor y de los pocos que enfrentaron al mejor de los griegos y vivieron para contarlo. Pese a ello nunca se me rindieron los debidos honores. – Socarrona, ladeó la sonrisa, delatando aún más si cabe su evidente disconformidad. – A Príamo no le gustaba que el destino me señalase a mí y no a sus hijos. – comentó dejándose llevar. Fue ahí que cayó en la cuenta de que no eran los recelos de unos y de otros sobre lo que debía hablar. – Ah, mis disculpas. Me he desviado demasiado del tema. – No volvería a repetirse. O al menos intentaría no hacerlo.

Ambas siguieron con su camino, aprovechando el recorrido entre estancia y estancia para saber más de quien, de ahora en adelante, sería su compañera. – Rómulo. – corrigió ahorrándose lo sucedido entre los hermanos. – Ambos son mis descendientes. Ese es el futuro que se me prometió. – explicó tranquila. – La historia es larga, no obstante, tras la guerra me llevé conmigo a los supervivientes y navegamos por el mediterráneo hasta finalmente alcanzar Italia. Sorteando muchos inconvenientes nos establecimos allí y de mi linaje surgen algunas de las figuras más importantes de Roma. – Desde el mismo fundador hasta algunos de los más notorios y reconocidos emperadores.

Complacida por que sus ánimos hubiesen sido efectivos, si bien no duró demasiado, su atención se centró en la sala frente a ellas. Tomó nota de todo lo dicho por la contraria, por supuesto, sin embargo sus orbes pronto rodaron en la dirección señalada para contemplar el exterior. – Qué lugar tan curioso. – No lo había pasado por alto en el trayecto pero, cierto es, tampoco había sido su prioridad. Espectacular a su manera y eso no lo negaría, personalmente no las consideraba las mejores vistas.

La siguiente sala no fue menos que la anterior. La cantidad de información que allí almacenaban debía ser inmensa. Costaba incluso imaginarlo. – ¿La Eneida? – Debía referirse a ese. Se le mencionaba y aparecía en distintas fuentes aquí y allá, no obstante, ninguna tan grande como la obra de la que era protagonista. – De acuerdo. – Aceptó sin pensárselo dos veces, enseguida poniéndose a ello. – Solo para dejarlo claro, no estoy orgullosa de todas mis decisiones pero no me arrepiento de ninguna. – advirtió consciente de lo que iba a encontrarse si se aventuraba a leer. Después de todo, para alguien que se jactaba de su rectitud algunas de sus acciones habían sido, cuanto menos, cuestionables.

Sorry for my weaknessChaldea, Sistema FATE, invocación+tour, 8:30 amNo fue una orden, ni siquiera una petición directa como tal: solo dejó caer la idea de que estaba dispuesta a escuchar la historia ajena y lo que obtuvo de vuelta fue eso mismo. El relato de un antiguo héroe que si bien podía pasar desapercibido en ciertos aspectos, su nombre quedó grabado en la historia de un modo u otro. Quizá por ser hija de Afrodita o por méritos propios; tal vez por dejar su pequeña huella en la Iliada aún cuando no era, ni de lejos, protagonista de la misma.

Como fuese, todo lo que hizo la mestiza fue escuchar con atención el relato, sin interrumpir en ningún momento, percatándose de los cambios de expresión o tono que pudiese tener. Debió querer a su esposa y por el contrario no agradarle demasiado Príamo, en base a sus deducciones analíticas. —Y dices que no hay mucho que contar —rio por lo bajo, pero no como una burla ni mucho menos; irónica, si acaso, porque para "no tener mucho que contar" había hablado en demasía. ¡Que lo agradecía! Mejor era conocer las historias narradas por los propios aventureros de las mismas que por terceros que escribieron sus viajes.

—Supongo que debiste sentirte plena por el orgullo con el que hablas. Eso es bueno —aclaró, pues no era un ataque hacia ella ni hacia nadie. Más bien su significado era: "me alegra saber que viviste una buena vida", con sus cosas malas y buenas, con sus momentos de resplandor y de congoja. Incluso si se arrepentía de algo, no se mostraba como una mujer que viviese atada a su pasado y mantuviese su existencia arrastrando las cadenas de lo ya ocurrido. El pasado no dejaba de ser eso mismo, y en su caso, uno muy lejano. Ni siquiera era humana propiamente dicho: una sombra de lo que fue en vida... Un espíritu heroico.

Llegadas a la biblioteca lo primero que hizo fue encoger sus hombros. —No hablaba de nada en concreto. No solo hay libros de leyendas, poemas, epopeyas... Información suelta o datos puntuales también son de importancia —explicó con calma. Un simple folio podía contener más información que un libro completo, aunque de igual modo existía la posibilidad de que se contradijesen—. Supongo que ya lo sabes pero... Hipotéticamente hablando de que desaparecieses de este mundo, si se te volviera a invocar, perderías tus recuerdos —miró a la contraria con una expresión neutra, si acaso, con un tinte de tristeza—. Lo que quiero decir es que existe la posibilidad de que alguien ya te invocase, por lo que no te centres solo en literatura protagonizada por tu persona.

Con ese punto aclarado, centró su azulada mirada en los lomos de los libros que por allí se dejaban ver. No buscaba nada concreto como bien había dicho. Tal vez si buscase sobre troyanos o la historia de roma encontrase más que en la propia Eneida. —Tal vez haya mentido un poco —murmuró repentinamente—. Tengo entendido que un servant puede llegar a mantener algunos recuerdos si sus vivencias le marcaron mucho —comentó sin mirar a la pelirroja directamente, pasando sus dedos por montones de documentos que había acumulados en las estanterías—. ¿Crees que es tu primera invocación? —preguntó con curiosidad.