The climb —priv.

Sáb 06 Mayo 2023, 03:01

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Es casi medio día y, sin embargo, siente mucho frío.

Lleva mascarilla, guantes, botas de nieve e inclusive un estorboso abrigo que entorpece su andar y, muy para su pesar, ni siquiera ese costoso y variado equipamiento evita que sienta la enrojecida punta de su nariz casi congelada.

No debería extrañarle, después de todo, se encuentra en el punto más alto de la frontera entre China y Kirguistán: el mítico pico Jengish Chokusu, el más vistoso entre los montes Tian Shan y, supuestamente, el lugar que alberga una reliquia del legendario viajero Manás el magnánimo, para ser más específicos, el yelmo de su armadura.

A cambio de un módico precio, Xiaoran se hizo de la compañía de un equipo de escaladores experimentados, pero ninguno parece haber hecho avances significativos en la última hora.

Suspira y camina hacia adelante, abriéndose paso entre la nieve hasta ingresar a una especie de cueva en la montaña, donde decide tomar asiento sobre una gélida roca.

—Mierda —masculla, haciendo que una nube de su propio aliento condensado por el frío se escape de sus labios.

Todo el proceso de capturar fenómenos y aniquilarlos junto a sus servants es tedioso y agotador pues, con cierta frecuencia, involucra llevar a cabo búsquedas absurdamente complejas como esa, ya sea para conseguir señuelos y atraer magus como ratas al queso, o bien, para destruir dichos objetos. Al final, vale la pena o, por lo menos, ella intenta convencerse de que es así.

Lun 08 Mayo 2023, 00:54

[quote="Cang Xiaoran"]

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Alejandro o Alex para los amigos, se secó levemente el sudor de la frente y abrió su botella de agua, comenzando a beber. Tenía más botellas... Obviamente debería venir bien preparado para lo que eran estas montañas. Sus expediciones eran así. Su sed de aventura le llevaba a los sitios más inhóspitos y esta vez no fue para nada la excepción. Aparte de que consideraba estas montañas como un buen lugar para explorar, puesto que al ser peligrosas eran exploradas de forma muy reducida debido a los peligros presentados. Por esa misma razón, podría encontrar cosas que posiblemente otros no podrían. Después de todo, una aventura sin peligros, no era una aventura como tal o al menos en su lógica rara estaba ello.

Su ojo pulsó tras su parche, pero era lo de menos. Con el frío, era normal que su vieja herida actuara. Una mueca se formó en su rostro al recordar brevemente como es que obtuvo era herida permanente que le había costado un ojo, pero luego negó. A estas alturas, ya no importaba demasiado. Tras ese breve descanso, siguió ascendiendo, hasta que se dio cuenta de un pequeño detalle. Nubes negras se podían apreciar a la distancia. Sumado al hecho que la temperatura estaba descendiendo rápidamente, le hicieron pensar a Alejandro que pronto podría haber una tormenta, y de las peligrosas.

Actuando rápido, sus ojos se movieron de un lado hacia otro, buscando a ver si podía ver algún tipo de refugio que pudiera usar como su base antes que llegara la tormenta. Finalmente, sus ojos llegaron a lo que parecía ser una cueva, a lo que Alejandro rápidamente corrió hacia allá. Al entrar se iba a preparar a hacer todo lo necesario... pero se congeló al ver quien se encontraba allí.

— Ya decía yo que la herida del ojo me estaba actuando demasiado, aún si hace mucho frío — musitó, su tono de voz siendo tranquilo y casi amistoso pese al estar frente a la persona que intentó matarle varias veces en el pasado e incluso le provocó la pérdida permanente de uno de sus ojos. — Aunque me gustaría bailar tango con usted de nuevo, señorita, me temo que las condiciones no serán las ideales — sentenció mientras esperaba a ver.

Lun 08 Mayo 2023, 04:26

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Al escuchar que paso a paso alguien acorta su distancia respecto a ella, lo primero que supone es que se trata de uno de los escaladores del equipo a su servicio y, por lo tanto, no se alarma, limitándose en cambio a sacar un walkie-talkie de la mochila que lleva consigo.

—Revisen los siguientes dos kilómetros hacia el este —les instruye con la voz ligeramente enronquecida. Una vez concluye el mensaje y guarda el aparato en su lugar, su mirada se fija en el suelo de la cueva, sobre el cual, repentinamente, se cierne la sombra de una silueta que delata una compañía insólita pero no del todo ignota para ella, pues basta con escuchar un par de palabras enunciadas en aquel inconfundible tenor para reconocer de inmediato al magi a quien esa voz y esa figura pertenecen.

Incrédula ante lo que sólo puede catalogarse como el peor encuentro fortuito posible, Xiaoran voltea en su dirección y al verle, su primerísima reacción es ponerse de pie tan rápido como le es posible y llevar la diestra hasta su cintura, donde su Glock 17 permanece convenientemente oculta. Con un movimiento desconcertantemente eficaz, logra desenfunda el arma y apuntarle con. Su mano se mantiene firme y su expresión impertérrita incluso tras escuchar lo que parece ser una especie de tregua sujeta a las condiciones en las que se encuentran en ese momento.

—No tengo idea de qué te hace pensar que un poco de frío es suficiente para impedirme terminar mi trabajo de una buena vez, escoria. —Le sonríe cínicamente, casi jactanciosa, como si tuviera garantizada su anhelada victoria en ese campo de batalla tan particularmente horrendo; sin embargo, antes de disponerse a hacer cualquier otra cosa, un relámpago azota la montaña y la luz que se cuela en la cueva empieza a reducirse exponencialmente debido al paso de nubes oscurecidas y grumosas.

—Tiene que ser una broma. —La densidad de aguanieve que empieza a caer del cielo le impide dar un paso fuera de la cueva sin arriesgarse a terminar como una paleta helada o con una contusión en la cabeza, por lo que no tiene más remedio que voltear en dirección al espécimen a su lado y fruncir el ceño como si estuviese compartiendo el cuarto de un hotel sin estrellas con un pobre leproso —. Una maldita broma… —reitera en un murmullo absolutamente disgustado pero a la ve suplicante, como si estuviese rogándole, muy a su manera, a la deidad superior en la que definitivamente no cree, que la libre del predicamento en el que se ve envuelta en ese preciso instante.

Jue 11 Mayo 2023, 00:53

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Pese a verla sacar su arma, Alejandro se mantuvo completamente impasible ante el peligro que se le encontraba. Más que nada, porque sabía como defenderse y lo segundo... — ¿Realmente crees poder usar eso ahora? — arqueó una ceja. — No sé mucho de armas, pero se que se atascan mucho en condiciones muy... extremas — con el frío, el casquillo debería atascarse y en la teoría no debería poder disparar aunque lo intentara, pero hey. Era su percepción de ello. En realidad esa cosa podría estar alterada para poder disparar incluso en estos climas. — De todas formas, estamos en mi territorio — sonrío. Alejandro era un prodigio del elemento agua, pudiendo cambiar su estado de sólido a líquido, o gaseoso, o viceversa de una forma bastante sencilla y estando rodeado de hielo y nieve... estaba en su territorio.

— Pero no quiero pelear. Realmente no quieres saber lo que se avecina — mencionó con una sonrisa traviesa y divertida en sus labios.
Inmediatamente tras decir eso, un relámpago se hizo presente y la lluvia comenzó a caer... Y no precisamente una pequeña. El sonido constante chocando contra la cueva era notorio y se sonar, sonaba... Y bastante. Mientras ella inspeccionaba lo suyo, Alejandro tranquilamente iba dejando sus cosas como si estuviera en casa. Abrió su enorme mochila y empezó a buscar entre sus cosas. Primero fueron algunos palos de madera. Buscó a su alrededor y vio algunas rocas grandes. Empezó a juntar todo y luego sacó un encendedor, tranquilamente dándole a una de las puntas y viendo como empezaba la fogata. Siempre uno se debía mantener caliente cuando el frío extremo caía.

— No es ninguna broma, querida... Y por lo que veo, es solo el comienzo. En cualquier momento puede pasar de tormenta eléctrica, a una nevazón — soltó una pequeña carcajada, dirigiéndose a su mochila nuevamente. Sacó su carpa portátil y empezó a desplegarla y armarla, hasta tener una bien armada y por supuesto, su bolso de dormir. — Por eso uno siempre tiene que estar preparado para ir a las montañas. Sin imperdonables y el más mínimo error puede cortarte la vida — murmuró.

Negó con suavidad y se giró para ver a la mujer, sonriendo con altanería. — ¿Y supongo que no tienes nada para resguardarte? — declaró con cierto humor. Si no tenía nada, iba a tener que apañárselas con el fuego... ¿O no? A saber, pero Alejandro no era tan buena persona.

Sáb 13 Mayo 2023, 00:10

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
No iba a ponerse rebatir las capacidades de las armas de alta gama modificadas por Arcadia con un despreciable magi, así como tampoco le daría el lujo de verla derrotada por la situación en la que había acabado por cuestiones del azar y un mal pronóstico del tiempo de parte del meteorólogo del equipo de escalada.

Determinada a mantener la compostura, su expresión de absoluto desdén se torna, de un momento a otro, impertérrita, incluso cuando él muestra el conveniente kit de acampada que trae consigo, casi como salido de un maldito catálogo de supervivencia.

Guarda el arma de una vez por todas, antes de llevarse la diestra a la cintura mientras que ocupa su mano izquierda para bajar la capucha del abrigo que lleva puesto.

—Por supuesto que traía cosas —le dice, bajando sólo un poco el cierre del abrigo para así dejar descubierto su rostro hasta la altura del mentón —. Sin embargo, alguien las llevaba por mí. —¿Podía ser de otra forma? Xiaoran podía ser una peligrosa agente de su facción, además de una combatiente prodigiosa con vasta experiencia, pero llevaba incluso aún más tiempo siendo una persona adinerada, del tipo que no ha de preocuparse porque falte quién le atienda.

—Y si vuelves a llamarme «querida», te dejaré ciego. —Lo dice en un tono más bien calmo, pero su postura denota firmeza que raya en la tensión, como si estuviera teniendo dificultades intentando controlar el impulso de arremeter en contra del enemigo, incluso a sabiendas de que sería una situación inconveniente en más de un sentido.

Sabe bien que sería difícil, sino imposible, acabarlo con un único tiro o ataque, consecuentemente terminarían en un combate acalorado que, dentro de un espacio como ese, podría tener consecuencias catastróficas, como una avalancha, sólo por poner un ejemplo.

—En cualquier caso, la tormenta sí terminará pronto. —A pesar de que lo dice como si fuera una certeza, es más bien una especie de petición a la nada misma.

De una pequeña bolsa de viaje en su costado, extrae una linterna y la apunta hacia el fondo de la cueva. No ve una pared clara, lo que la tienta a explorar, pero tampoco ve demasiados insectos, hecho que la lleva a pensar que quizá no encuentre nada valioso o útil más adelante, no en lo que a recursos respecta; por otro lado… tiene un presentimiento.

—Sánchez, exactamente… ¿qué es lo que te trajo aquí? —le cuestiona, sin voltear a verlo.

Sáb 20 Mayo 2023, 02:34

[quote="Alejandro Sánchez"]

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
El golpeteo de la lluvia podía escucharse y Alejandro se rascó un poco la cabeza. Iba a ser mucho más intensa de lo que pensó en primera instancia, al parecer. Se llevó una mano al mentón y luego chasqueó sus dedos al recordar una cosa. Por supuesto, aún tenía "eso". Sin perder tiempo, se dirigió hacia sus cosas y empezó a rebuscar entre estas, hasta sacar lo que tenía en mente. Era una radio antigua portátil por antena. No sabía si iba a recibir señal, pero no estaban ni cerca de la cima, por lo que esperaba al menos tener un poco de señal para tener un seguimiento del clima en este sitio. — Que fina es la señorita para no llevar las cosas por su propia cuenta — se giró y le miró con tranquilidad. — Un consejo. En las montañas solo confía en ti. Estos sitios son traicioneros para los que intentan escalarlos, como ya puedes ver — sonrío divertidamente.

Le dio unos golpecitos al cacharro, pero nada. Solo estática. Quizás normalmente si podría recibir señal, pero la tormenta estaba interfiriendo... y se pondría peor cuando llegara la ventisca. Cerró sus ojos y respiró lentamente. Estaba acostumbrado a estas cosas, por lo que podría llevarlo de buena forma. Ahora, la cosa era su tan "cariñosa" asesina. ¿Estaría entrenada para sobrevivir a cosas como estas? — Awwww, yo que pensaba que teníamos algo especial, querida. Ya sabes, nunca se tiene una asesina personal tras tus pies de forma tan constante, me siento halagado — le guiñó un ojo. Había perdido la cuenta de sus encuentros, pero el más memorable había sido cuando perdió uno de sus ojos.

— Nop, no lo hará — se apoyó contra la pared. — Es más, se pondrá peor y tendremos una linda ventisca por delante — soltó una carcajada. — ¿Podrás con un poco de frío, querida? — le dijo con cierto deje de burla mientras se cruzaba de brazos, a sabiendas que en esta ocasión él tenía la razón y ella no podría hacer nada... A menos que quisiera quedarse atrapada para siempre en las montañas hasta morir, claro estaba.

Al ver lo que hacía, arqueó una ceja. — Yo no haría eso si fuera tu. A saber que fantasmales podrían estar ocultándose por estos lados — se rascó un poco la mejilla. — ¿No eras de por aquí? ¿Alguna idea de alguna criatura mitológica de tu país que podría estar vagando por estos lados? — comentó con despreocupación.

Oh, vaya. Que curioso. Primera vez que le llamaba de esa forma. Normalmente siempre le llamaba de esa forma tan despectiva. — Awww, me llamaste por mi apellido. Admite que te estás encariñando conmigo — bromeó, para luego suspirar y encogerse de hombros. — Nada en particular. Vivo y moriré por mi aventura. No me importa mucho lo demás. La excitación de la aventura, de ir a lo desconocido, es lo que me hace seguir — inclinó su cabeza. — ¿Y vos? ¿Qué te hizo venir a este sitio? No eres de las que vendría a algo como esto a posta — murmuró mientras continuaba dándole golpecitos a la radio.

Sáb 20 Mayo 2023, 03:41

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
No acaba de comprender del todo los motivos por los cuales un sujeto como él encontraría entretenido tentar a la suerte precisamente con ella, particularmente después de tomar en cuenta su memorable y extenso historial de enfrentamientos. En cualquier caso, le molesta y le molesta aun más el hecho de que, si decidiera honrar su palabra y atacarlo en ese preciso instante, no haría más que empeorar el panorama general, que ya es suficientemente desfavorable para ella en particular.

¿Debería apostar? Quizá, si logra matarlo rápidamente, puede quedarse con sus cosas y hacer más llevadera el resto de su estancia ahí. Evalúa la opción y lleva la mano izquierda a su cinturón en búsqueda de una navaja con la intención de actuar de acuerdo a lo que dictan sus impulsos, sin embargo, lo que la frena es ese ápice de sensatez que le recuerda que las probabilidades, en esa situación en específico, no juegan ni jugarán a su favor hasta que cese la tormenta.

Un resoplido irritado se le escapa de los labios ante la ineludible realidad que le hace saber que no tiene más alternativa que quedarse ahí y escucharlo parlotear con ese aire de superioridad y arrogancia tan típico de los fenómenos como él.

—Bestia, espíritu o demonio, lo que sea que se encuentre allá no puede ser peor que tú —repone al escuchar lo que, deduce, son advertencias vacías. No entiende el porqué él se interesaría su bienestar y asume que se trata de una medida estratégica de control o intimidación, una forma de recordarle de nueva cuenta que están en un terreno ventajoso para él.

Fastidiada, chasquea la lengua antes de masajear brevemente el puente de su nariz con los dedos índice y pulgar, visiblemente irritada.

Comienza a impacientarse, ¿cuánto llevan ahí?

Al revisar su reloj espera encontrarse con que han pasado incontables horas, pero resulta que sólo han sido ínfimos pero tortuosos minutos.

—De acuerdo, despojo, escúchame bien. —Hace una pausa, sólo para acercársele y arrebatarle el aparato que ha estado poniendo a prueba, esto como una forma de obligarlo a dedicarle su atención por completo —. Puedes meterte tus despreciables tácticas por donde te quepan porque no caeré en ninguna. —Detesta sus mofas, su falsa preocupación y el hecho de que la crea tan estúpida para revelarle el objetivo de su infortunada travesía en las montañas. Sí, incluso cuando ella esperaba que él cediera en este mismo aspecto.

—Sabes bien que no puedo hacer nada sin empeorar la situación pero que eso no te haga olvidar que para mí sólo eres una patética cucaracha mágica con un bronceado barato y un acento extraño, aquí, afuera y donde sea que decidas plantar tu miserable e indigna humanidad pagana en el futuro. —Su rostro, peligrosamente cerca del adverso, le mira con severidad y hastío a la vez, al menos hasta que decide retroceder y suspirar en un intento por reintegrarse.

Pasa las manos por encima de su chaqueta, relaja su gesto y le tiende el viejo radio con intención de que lo tome.

—Aclarado eso, por una vez preténdamos que eres una persona civilizada y podemos llegar al acuerdo de que guardarás silencio el resto de nuestro tiempo aquí. —Sin darle oportunidad de contestar, se cruza de brazos y continúa —. ¿Correcto? Correcto, bien, eso debería servirnos a los dos. —Problema resuelto, claro que sí.

Mar 23 Mayo 2023, 01:45

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Nada. Por mucho que intentara, no conseguía hacer funcionar esta porquería. Por eso los magos y la tecnologías no se llevaban bien, para nada. — Oh, créeme que hay muchas cosas peores que yo. Yo solo soy una astilla que se te mete en la uña del pie por accidente. Una molestia, pero nada malo — tomó una pausa. — O cuando pisas un lego por accidente. Esas cosas si que duelen, pero tampoco es para hacer drama — bufó con las analogías que usaba. Realmente ahora le estaba tomando el pelo, porque las reacciones de Cang siempre resultaban ser curiosas y exageradas en cierto punto. Si, estaba pokeando a un volcán activo... Muy activo, pero no dejaba de ser algo chistoso. Aparte, estaba encerrado allí hasta quien sabe cuando, por lo que debía encontrar algo de diversión y provecho por todo ello.

— Ver el reloj a cada rato no hará que el tiempo pase más rápido, ¿sabes? — exclamó con cierto humor desde su posición mientras mostraba una sonrisa divertida. Realmente era la primera vez que le echaba el ojo, al menos por donde había visto, pero como dijo, era divertido tomarle el pelo. — ¿Qué tácticas? No ando haciendo ninguna — se hizo un poco el ofendido, pero un poquito solamente. — Tienes serios problemas para confiar en la gente, ¿eh? — se rascó un poco la mejilla. Ahora que lo pensaba, podría ser buena idea decirle unas cuantas verdades que Arcadia nunca les debió haber dicho. — ... No es mi culpa ser de España — si, pese a todos los insultos, se había quedado con eso. No era la primera ni la última vez que alguien le insultaba de ese modo.

— Guardaría silencio, pero creo que aprovecharé mi tiempo donde no estás homicida conmigo para decirte algunas cosas — se sentó y se apoyó contra la pared. Para un arqueólogo como él, estaba completamente versado en la historia... Pero no la que todos contaban, sino la verdadera historia del mundo. — Hace muchos millones de años, esta era no era como ahora. Se le llamaba la era de los dioses — empezó su relato y no le importaba si no quería prestar atención. Simplemente era hora de plantar la semilla.

Tosió un poco y prosiguió. — En esa era, dioses y humanos coexistían en paz y armonía, pero las personas no tenían voluntad propia y debían de adorar a los dioses. Diría también las bestias, pero por alguna razón han vuelto, como bien sabes — tomó una pequeña pausa para respirar. — Sin embargo, cierto día algo llegó desde el espacio exterior. Algunos lo llaman Velber... Otro los llaman el titán blanco — sonrío descaradamente. — A mi me gusta llamarlo simplemente Sephar. Nadie sabe de donde vino, solo que vino fuera del planeta. Sefar fue tan poderoso, que la mayoría de los dioses terminaron perdiendo su cuerpo antes de que el titán blanco fuera derrotado. Como resultado, la fe de la humanidad empezó a cambiar y eso para los dioses era inaudito. Consiguieron cuerpos nuevos, al empezar a habitar huéspedes humanos, pero ya las semillas estaban sembradas. Como último recurso, decidieron crear a una persona para que fuera el enlace entre humanos y dioses: Gilgamesh, el primer héroe de la humanidad — reveló dramáticamente.

— Aquello les salió por la culata si. Gilgamesh hizo todo menos hacer caso a los dioses y para no aburrirte con una epopeya, sus acciones provocaron que la humanidad se separara aún más de los dioses. No fue sino hasta la caída del Rey Solomón, quien es considerado el rey de la magia, que finalmente la era de los dioses empezó y empezó la era que vino antes de esta: la de los humanos... aunque hubo otra era de transición: la era de las hadas; pero eso no es lo importante de este relato. Quizás otro día si te apetece saber lo que ocurrió en ese periodo — tomó un poco de agua.

— ¿A que voy con todo esto? Todos los humanos antes tenían potencial mágico, todos — le miró tranquilamente a los ojos. — Tu, yo... Las personas que conforman Arcadia. Todos tenemos ancestros mágicos. ¿De donde crees sino que aparecen los llamados magi de primera generación? Nunca van a poder extirpar la magia del planeta, porque siempre nacerán más y más personas con capacidad de usar la magia. Esa es la realidad, y esa es la verdadera historia. Curiosa, ¿no crees? — le regaló una sonrisa. Ni se estaba burlando, simplemente estaba siendo completamente basado.

Miér 24 Mayo 2023, 16:31

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Con la más afable, cortés y sincera exhortación a cerrar la maldita boca que pudo extenderle a un magi como Alejandro, obtiene un resultado absoluta y totalmente opuesto al deseado. Parece que le hubiera dado cuerda a un juguete cantor y danzarín cuyo timbre de voz es tan tortuoso como el sonido de largas uñas paseándose con fuerza sobre una vieja pizarra.

Pese al esfuerzo de Xiaoran, que intenta enfocar su atención en cualquier otra cosa que no sean las palabras ajenas, la cueva resulta ser un terreno incómodamente neutral y silencioso. Se concentra e intenta hacer oídos sordos a cualquier cosa que no sea la tormenta que azota el exterior de la montaña, pero irremediablemente el eco de los testimonios y narrativa que él le provee de forma no solicitada acaba golpeando las paredes de sus tímpanos y resonando en el interior de su cabeza.

Tiene la osadía de pretender educarla, inculcando una suerte de sentimiento de empatía y compasión bajo la causa de un supuesto origen común que une a magus, humanos y para el caso cualquier criatura viviente. Habla de la grandeza y el punto de partida de héroes, dioses y reyes como si estuviera contándole un viejo cuento a un simple niño incapaz de conciliar el sueño. Escupe lo que para ella son tonterías y un incesante «bla, bla, bla» que para su desgracia personal es perfectamente capaz de comprender.

Ante la condescendencia de él, ella refleja no más que desdén en la mirada y labios sellados que de a poco forman un mohín.

Para cuando parece por fin haber concluido lo que para ella fue tortura auditiva, Xiaoran ya está sentada en el suelo del lado opuesto de la cueva, con la mirada perdida en el piso y la diestra rebuscando algo en su cinturón.

Sin previo aviso, arroja en dirección de la cabeza del contrario una púa negra metálica que acaba clavada en la pared rocosa de la cueva. Cang ni siquiera levanta la mirada para verificar si le ha herido o no, pues aquello no ha sido más que una advertencia, un estamento, quizá ligeramente hostil.

—No me importa —explica con simpleza —. Ni tus rebuscadas leyendas, ni lo que consideras una causa perdida. —Quizá sea cierto, absolutamente todo lo que le dijo, incluyendo el hecho de que su incesante misión de terminar con la magia no es más que un imposible.

—Podría argumentar que si los magus se extinguen, los futuros usuarios pueden ser más fácilmente eliminados o… reformados, pero la verdad es que no me interesa. —Es militante de su causa, sí, pero su visión puede distar de la de sus compañeros en ocasiones.

—Yo no creo que la magia es dañina porque alguien me dijo que así era y tampoco asesino a fenómenos como tú sólo porque hace millones de años un alienígena de mierda hizo una parada para mear en la tierra y acabó desatando una serie de eventos que formaron el mundo como lo conocemos hoy. —Suelta una risilla desganada y levanta el rostro para encararlo, su semblante parece menos tenso de lo usual, pero también más cansado, casi agobiado.

—Y tampoco me interesa si tenemos ancestros en común, si mi mejor amigo resultara ser un magi, lo asfixiaría con una bolsa usada del 7Eleven o unos cordones para zapatos. —Se encoge de hombros. Aquello es suficiente para explicar precisamente el porqué Xiaoran no tiene amigos.

Jue 01 Jun 2023, 01:01

The climb4 de Mayo, 2020 — 11:45 hrs. / Tian Shan, China
Alejandro ni se inmutó cuando Cang mostró hostilidad, solo movió su cuello hacia un lado y dejó ese objeto pasar. Tan solo sonrío divertidamente mientras ladeaba su cabeza. — ¿Are? ¿Te has enfadado ya? Eres de muy corta mecha, ¿lo sabías? — su sonrisa se ensanchó. En todo lo que la llevaba conociendo, se había dado cuenta de ese detalle. Era una de las personas más temperamentales que había tenido el "placer" de conocer. El moreno sabía eso y aún así la picaba. Más que nada, porque ahora lo hacía por deporte más que otra cosa. Esta vez si sus intenciones resultaron ser genuinas, aunque al parecer eso no era suficiente para la agente de Arcadia, volviendo a su actitud de pocos amigos. Que no le dijeran al moreno que no lo ahbía intentado.

— ¿Rebuscadas? Por favor, es mi trabajo. Descubrir la verdadera historia del mundo — mostró una sonrisa divertidamente mientras clavaba su ojo azul en ella. — Si eso luego te parece mal o no, no es mi problema — se encogió de hombros mientras su sonrisa se ensanchaba un poco más. — Bueno... La causa perdida eres tú y tu grupo, pero si no te importa... — más no podía hacer respecto a ello. Por otro lado, era increíble que pese a la hostilidad abierta de la mujer, Alejandro pudiera mantener ese semblante tranquilo, sin inmutarse ante la adversidad. Enojar a alguien como él era un tanto complicado, sobre todo por la actitud relajada que solía llevar.

— Oh, si fuera tan sencillo... — murmuró suavemente cuando dijo que podrían adoctrinar a los magus de primera generación. Si fuera así de sencillo, hacía rato la magia hubiera desaparecido. — No saben ni la punta del Iceberg de a lo que se enfrentan, pero tampoco es que me importe. Yo solo soy un agente neutral que me termina de dar exactamente lo mismo los conflictos que puedan haber — se encogió de hombros mientras su sonrisa se ensanchaba.

— Oh, lo haces porque genuinamente eres psicótica. Es bueno saberlo — exclamó alegremente. Y bueno... Lo último, lo sagrado último... Si alguien lo cuestionaba luego, realmente deberían decirle que tenía que aprender a mantener la boca callada. Y sin embargo, Cang se lo había dejado a pulso. — ¿A huevo tienes un mejor amigo? Yo creyendo que eras una estirada. Pobre tipo, la vida que debe llevar — soltó una carcajada, dándole exactamente lo mismo si Cang lo dijo literal o no. Le había dado munición y él simplemente había disparado.