Past midnight [Libre]

Dom 30 Jul 2023, 06:59

Past midnightEuropa, frontera entre Francia y Alemania, 03:46 amSu máster por fin se había dormido. Le observó acomodado en la cama de aquella posada en la que habían decidido hospedarse para no pasar la noche a la intemperie. Con calma y naturalidad, apartó un mechón de cabello de su rostro para escudriñalo a la perfección. —Parece que nunca ha matado a nadie —pensó sin quitarle el ojo de encima, ahogando una risa por el sin sentido de sus pensamientos. Lo parecía, por supuesto, mas la realidad distaba mucho de esa imagen que ambos mostraban al mundo. Él lo sabía mejor que nadie. Había visto la crueldad de Jean-Marc y había disfrutado de ella sin poder evitarlo. Gustaba de ver el dolor y lo peor del mundo aunque no siempre fue así: casi, pero no desde sus inicios.

Al no tener nada mejor que hacer decidió abandonar la habitación. Si algo o alguien detectaba su presencia se encargaría sin la necesidad de perturbar el sueño de su máster. Por muy magus que fuese no dejaba de ser humano, y con ello, necesidades tan básicas como un sueño decente le resultaban de vital importancia. Él, en cambio, era capaz de prescindir de las mismas gracias a su cuerpo híbrido. No se arrepentía de haber conocido al contrario, ni tampoco de haber aceptado el trato de dejarse usar como recipiente. Ahora más que nunca se sentía vivo.

—Oh... —detuvo su caminar en seco cuando se adentró por una zona boscosa, clavando su violácea mirada en un conejo confuso que debería estar durmiendo y sin embargo parecía querer pasear durante la noche. Como un depredador sacó su arma: empuñó su espada sin hacer ruido alguno y evitando a toda costa que el pulido acero de la hoja reflejase cualquier rastro de luz que alertase al animal. Respiró. Tomó una gran bocanada de aire, alzó la espada y la lanzó con fuerza y velocidad. Acertó en la diana provocando un único chillido agonizante por parte del conejo antes de que se desplomase y perdiese la vida—. Esto servirá para el camino —murmuró, acercándose al cadáver para retirar su arma y agarrar al animal por las orejas.

Las búsquedas de reliquias no eran tarea sencilla; no todos querían ocuparse de ello por lo agotador que llegaba a resultar. Viajar de un lado a otro, vagar por lugares remotos, terrenos que no siempre eran caminos de rosas, condiciones atmosféricas que dificultaban la misión en ocasiones... Y allí estaban ellos: los locos que aceptaban el trabajo sin objeciones. Porque eso significaba libertad de hacer a su antojo mientras encontraban la localización de los tesoros antiguos. Era ese mismo detalle, el haber viajado juntos por seis meses, lo que había hecho que se acercasen un poco más el uno al otro. ¿Amistad? Una palabra muy grande por el momento. Mantenían una alianza en la que se cuidaban y utilizaban a partes iguales.

—¿Hmm? —apretó el agarre de su espada y recorrió los alrededores con una analítica mirada. Sintió una repentina energía mágica por las cercanías. ¿Quién en su sano juicio andaría por el bosque de madrugada? Por si acaso quiso echar un vistazo para asegurarse de que no fuese un enemigo. De serlo, intentaría solucionarlo por su cuenta y de no poder... En fin, que se muriesen todos los pueblerinos de la frontera, no le importaba; regresaría junto a su máster, lo despertaría y lucharían con todo. La otra opción era mantener una apacible charla nocturna.

A una distancia prudente vislumbró una silueta.

Dom 30 Jul 2023, 23:15

PAST MIDNIGHTEUROPA, FRONTERA ENTRE FRANCIA Y ALEMANIA, 03:46 AM Una nueva misión llegó de las manos de Astolfo. Es normal que en el Octavo Sacramento deba conseguir más sobre los artilugios mágicos, sobre todo sagrados qué para la Iglesia sería importante. En sí daba igual que harán con ellos, aunque sabe que la Iglesia no tiene malas intenciones (o es lo que piensa él), si no de conocer nuevos lugares en los cuales todavía falta por explorar. Sin duda le daba emoción que cada vez tenía una nueva misión aunque en este caso… Iba solo. Si, prefería una gran compañía (como la que tuvo la otra vez en Alemania) y disfrutar más cosas que solo conocer y admirar el paisaje. Pero bueno… Él estaba para cumplir esa misión sin rechistar, e igualmente Astolfo siempre sacará su mayor alegría.

En sí la misión que lo lleva era cerca de la frontera entre Francia y Alemania. Era una zona muy tensionada al tener gran control Arcadia como también el nacismo tiene gran influencia allí. Igualmente al estar en zona boscosa era más fácil librarse de esos problemas. Era un bello lugar, incluso cuando apenas la luz de la luna es la única fuente clara que baña el lugar. Aparte el hombre parecía estar más lejos de tocar esa naturaleza que sin duda maravillaba al joven de cabellos rosados. En sí extrañaba eso ya que estuvo un tiempo en Japón y pocas veces iba a las zonas naturales que ahora en ese territorio era más comido por la avaricia humana. Era una pena eso, algo que en parte sentía asco del ser humano a dañar una belleza inigualable… Pero él mucho no podía hacer.

Y así siguió buscando esa supuesta reliquia que parecía ser de un santo importante para el catolicismo, aunque era algo banal para Astolfo. Ya había conseguido información que había notado, simplemente sabía cómo era el artilugio… Por ahora era bastante tranquilo el viaje, no hubo un enfrentamiento ni nada por el estilo, pero a medida que avanzaba sintió presencia mágica. Eso sin duda alertó al pelirosado pero no se puso a la defensiva, en sí notaba que no era una criatura. ¿Magus, servant? La verdad no sabia pero en parte estaba emocionado por describirlo.

El encuentro fue directo. Astolfo apareció de la oscuridad antes los ojos de su hombre rubio, que ya para él era bastante bello, pero en vez de ser alguien terrible… Parecía un simple y adorable conejito. Su vestimenta era de "maid" además de que tenía ese lazo que le daba esa forma de orejas de conejo y sin duda el aspecto de Astolfo era el de una chica joven que no daría daño… Y que en parte es cierto.

— Oh, no sabía que podía encontrarme con alguien a estas horas de la noche. — Comentó con una sonrisa, una energía positiva qué parecía ser una doble cara. Y lo cierto es que no ya que Astolfo no era de ocultar su personalidad, aparte él casi siempre no mantiene oculto su propia energía mágica, así que si… Sin duda unas charlas con un desconocido qué tenía una espada ensangrentada en un bosque y a la noche… Es la mejor idea que se le puede ocurrir.

Lun 31 Jul 2023, 06:23

Past midnightEuropa, frontera entre Francia y Alemania, 03:46 amSu mirada no se apartó de esa silueta que de a poco fue tomando una figura más uniforme. La luz brillaba por su ausencia, pese a ello, el reflejo de la luna era suficiente para poder ver que se trataba de una mujer de rosado cabello... ¿Y vestida de sirvienta? Ligeramente confundido por el extraño atuendo que vestía para pasearse por un bosque, no pudo salvo ocultar esto con una sonrisa y dejar escapar una pequeña risa de lo más divertida debido a la situación. Por no mencionar lo directo y seguro de su actuar, lejos de mostrarse como una dama en apuros, parecía saber muy bien lo que hacía. Tal vez era nativa de aquellas tierras.

—Lo mismo puedo decir —respondió dejando en su rostro ese suave semblante que invitaba a la conversación. Así que ella era la dueña de la energía mágica... Interesante—. Es un poco tarde: o muy temprano, dependiendo de cómo quiera verse —bromeó un poco sin dejar de lado esa realidad mencionada—. La hora perfecta para salir a cazar el desayuno —no alzaría el conejo sin vida para enseñarlo con total claridad mas tampoco hizo el menor amago de ocultarlo—. Habiendo animales salvajes que cazar, ¿para qué gastar un par de monedas en una taberna o restaurante? —encogió sus hombros. Otra realidad dicha, aunque no era como si el dinero le supusiera un problema: carecía de tapujos a la hora de robar, así que de un modo u otro seguiría sobreviviendo.

Claro que la cosa no quedaría ahí, o no por su parte al menos. Recorriendo con mayor detenimiento el cuerpo ajeno, pasando sus ojos morados por cada centímetro de ella, llegó a una sencilla conclusión: —De haber sabido que había otro conejo tan atractivo me hubiese esperado un poco —sus palabras se tornaron melosas—, aunque, bueno... Tal vez aún esté a tiempo de darte caza —agregó ampliando su sonrisa, tan picaresca como lujuriosa. Sin embargo, ¿daría caza a la conejita en un sentido figurado o literal? Clavarle la espada en el pecho sonaba de lo más tentador. Adornar aquella silenciosa noche con los gritos desesperados de una nueva presa lograba erizar su piel de la emoción. ¿O era simple deseo por otro tipo de diversión?

Nadie sería capaz de averiguarlo. Discernir entre las verdades y las mentiras de este hombre eran una tarea prácticamente imposible. —¿Estás sola? —se pronunció de nuevo, dejando muy en claro con su cuestión que para él el contrario era una mujer. Ya averiguaría la realidad en otro momento, o tal vez no—. Te invitaría a un aperitivo pero faltan un par de pasos para poder considerar esto como algo comestible —movió un poco el conejo en su mano. Se encargaría de despellejarlo, vaciarlo por dentro, trocearlo y cocinarlo: solo entonces podría decir que estaba listo para ser comido—, aún así... —hizo una pausa. Tenía tiempo de sobra hasta que su máster se despertase y tampoco tardaría demasiado en preparar el desayuno—. ¿Estarías dispuesta a pasar esta hermosa noche conmigo? —propuso mostrando su más amable sonrisa—. Mi nombre es Kaiser —se presentó finalmente.