Caminante no hay camino (libre)

¿Dónde estaba? ¿Adonde iba? ¿Tenia un hogar al que volver? ¿Tenia un lugar al que ir? ¿había alguien que lo esperara en alguna parte?
Eran muy buenas preguntas, cuyas respuestas casi todo el mundo debía tener en mente antes siquiera de empezar a caminar, ya sea por calles solitarias, carreteras desvencijadas, por túneles oscuros, por sendas desconocidas o incluso olvidadas,  pero para aquel que fuera invocado lejos del hogar, cubierto de polvo de un país vecino, al alejarse no le quedaba mas que avanzar, por que para el, no había camino, se hace camino al andar.

Aun recordaba, el sonido del rio Tormes, su avance tranquilo y placentero, aun recordaba la visión de un bosque, que ahora solo es un valle de espino, las gentes sencillas, que bien o mal le habían tratado, ahora solo eran silente cementerio, aun veía los moratones en su piel, que ahora era tersa joven y clara, como si el sol jamás la hubiera quemado las miles de horas que dedico a pedir limonás. Ahora avanzaba, por caminos donde el Jilguero no podía cantar, pues ahora solo era un peregrino, ahora de nada sirve rezar, lo que conocía ahora era polvo, lo que creía mentiras, la realidad, entre un sueño y la peor pesadilla.

Pero, solo era un día mas en la vida de Lazarillo, nada que no hubiera vivido antes.

Ahora los hombres temían a la magia y a los monstruos que Vivian en el mundo, si bien, la magia era algo nuevo para el, recordaba perfectamente los monstruos, aunque en su era todos tenían forma humana, ya que para él, los monstruos de verdad se esconden detrás de una cara amable. Es ahí donde en las pocas poblaciones que encontró en su camino, oyó hablar del poder de la santa iglesia que los protegía de estos males, algo que igualmente desoyó, pues si bien era cristiano bautizado, había servido demasiado a supuestos santos en su vida, pues solo tenia que cerrar los ojos para rememorar los golpes de aquel fraile, pues los monstruos a veces además de una cara amable, llevan sotana.

Había servido a Frailes, obispos y a buleros, y la gran mayoría solo eran fachada, todos corruptos, que buscaban el beneficio en nombre de dios. ¿Y acaso dios hizo algo por el? No, Lázaro no tenia expectativas de ningún dios, pues había probado los cuernos del toro de piedra. Pese a su juventud, no era confiado, y si confiara en dios no seria para que le salvara la vida, de eso dependía enteramente de si mismo.

-Uffff... que hambre- y cuando el hambre aprieta, no hay leyes, honor o santidad que valga, pues cuando ataca el hambre, ya no hay nada que perder- Veamos si hay alguna ciudad cerca, o algún viajero...

Siempre podía pedir limosna, o usar un poco de sus manos largas.

Vio entonces aquel enorme vehículo, aunque aún no se acostumbraba a la nueva tecnología, si sabía identificarla, y reconocer un transporte público era vital para la gente.
No solo por que podías subirte al mismo para ir a cualquier parte, siempre que tuvieras dinero, y ahí es donde estaba el punto, la gente tenía que pagar el trayecto, no servía pagar con tarjetas o pagos por la red. Se usaba dinero físico, y el dinero atrae a los desesperados como Lazarillo.

Lazarillo se aproximó como si fuera a coger el autobús, pero sus ojos examinaban a los pasajeros que pasaban y se bajaban, entonces la vio. Era una chica rara de pelo azul y ropas sencillas, tenía un gesto distraído, como quien no entiende o no ve lo que pasa a su alrededor.

La presa perfecta.

Y entonces choco contra su pecho, fue algo deliberado, pues durante el choque busco hábilmente con su mano en el bolso para intentar coger la cartera y sacarla lo mas rápidamente posible.

Tras esto se separó un paso mientras con la otra mano se la llevaba a su nuca, como gesto distractoe mientras la otra mano escondía el hurto.
—¡Mil disculpas! ¡Ha sido culpa mía! Perdoneme
Para luego hacer que seguía por su camino, antes de que alguien se diera cuenta del truco, aunque ese tipo de acciones era sumamente arriesgado, era fácil que alguien lo percibiera en su acto, o que la propia chica notará la falta de la cartera, o simplemente alguien se cuestionara por que corría si no tomaba el bus.